Cartas europeas: El cielo sobre Oporto
Este otoño comenzamos un nuevo ciclo viajero cerrando el anterior, que nos llevó de Madrid al mar a través de diversas geografías nacionales. Ahora volaremos fuera de nuestro país, visitando ciudades europeas que, aunque se localicen más lejos en kilómetros, están más próximas en minutos y son más asequibles en euros.
Comenzamos con Oporto, una ciudad que hace de charnela porque también tiene mar, pero a la llegaremos por el aire.
Desde que en 1986 Portugal y España pasaran a ser miembros de pleno derecho de la Unión Europea (entonces Comunidad Económica Europea de doce paises), Europa se ha convertido en nuestro campo de juego. No sólo los fondos europeos han servido para desarrollar nuestro país y cohesionar el viejo continente, también el programa Erasmus, creado un año después, ha conseguido que miles de estudiantes tengan una experiencia académica en alguno de los actuales veintisiete estados socios. Pero ¿existe una identidad europea compartida o se trata de una simple unión de intereses comerciales? ¿Qué significa para cada generación la idea de Europa?
Se propone este ciclo como una actualización del Grand Tour ilustrado, aquel viaje que los jóvenes aristócratas realizaban con un tutor para conocer las maravillas artísticas europeas, y que tuvo su esplendor durante el siglo XIX. Este largo viaje se transformó en los road movies arquitectónicos que tantos de nosotros hemos realizado en coche, y desde que en 1972 se creara Interrail, también en una experiencia mochilera en tren. Coleccionaremos imágenes, dibujos y objetos de cada ciudad, tal y como anteriormente hicieron arquitectos como John Soane, Viollet-le-Duc, Le Corbusier o Louis Kahn. Seremos críticos con el turismo contemporáneo y su tendencia a gentrificar los centros históricos o simplificar hasta la caricatura identidades pretéritas. Analizaremos los tejidos urbanos para proponer ejercicios arraigados en tipologías existentes, contactando y escuchando a los arquitectos y profesores de las escuelas de arquitectura locales.
Conscientes de que muchos de vosotros emprenderéis un erasmus o una carrera internacional, prepararemos el terreno para que la presunta libertad de movimientos comunitaria sea una realidad académica y profesional.
Trabajaremos en Oporto, una ciudad que cuelga de un río. Con una planta casi ilegible hasta que se descubre su sección canalizada por el Duero. Su importancia en la cultura arquitectónica europea es innegable: con apenas un cuarto de millón de habitantes, su escuela de arquitectura ha producido maestros tan celebrados como Fernando Távora, Avaro Siza o Eduardo Souto de Moura.
Durante el cuatrimestre de otoño se propondrán dos ejercicios: el primero tendrá un carácter residencial. Serán viviendas para estudiantes erasmus entre medianeras en el denso tejido histórico de la ciudad. No serán por lo tanto unas viviendas pensadas para una familia tradicional, sino para una tribu internacional en las que los conceptos de privacidad y comunidad poco tienen que ver con las jerarquías heredadas. Se trata de que os impliquéis proyectando un manifiesto o un ensayo arquitectónico mostrando cómo queréis vivir. El edificio se configurará en vertical con una sección de llenos y vacíos en el limitado espacio de una parcela entre medianeras.
El segundo ejercicio estará dedicado al ocio y en cierto modo se complementará con el anterior: un espacio común donde disfrutar de la condición fluvial de la ciudad. En este espacio los habitantes del primer edificio podrán bajar a bañarse en el río, pero también hacer deporte o tomarse un aperitivo. Como una terraza, un pantalán o un palafito con vistas al Duero, tendrá un carácter eminentemente horizontal.
El viaje se realizará del 27 al 29 de septiembre. Además de las parcelas de ambos ejercicios, visitaremos las joyas arquitectónicas de la ciudad, su escuela de arquitectura y las piscinas de Leça da Palmeira. Se ruega por lo tanto a los alumnos que adquieran su billete de avión en cuanto sepan que hayan sido admitidos en nuestra Unidad.