En su segunda edición, Critic|all propone una temática que recoge las consideraciones que sobre la especificidad de la arquitectura ha mantenido la propia disciplina arquitectónica. Frente a una visión que considera que la arquitectura no puede ser un medio aislado, es decir autónomo, – no sólo respecto de la cultura social sino, y sobre todo, del medio social, político y económico del mundo en el que está inmerso, – se colocan aquellas visiones que, de manera opuesta, consideran que la disciplina arquitectónica trata sobre ella misma, que emplea un lenguaje autosuficiente cuya confirmación viene determinada por una colección de formas históricas delimitada. Sin embargo, hay un sólo conjunto de hechos, saberes, formas y estilos que con el tiempo se va agrandando. Todos ellos nos pertenecen y cualquiera de ellos puede ser interpretado o visto como acontecimiento arquitectónico. Y hay también infinitas trayectorias de interpretación de esos hechos, saberes, formas y estilos. Están los que usan herramientas críticas nuevas o ajenas al instrumental propio de la disciplina arquitectónica, herederas de otros campos intelectuales y científicos. Otros, reclaman la propia delimitación del campo disciplinar como tarea misma de la crítica. La modernidad propuso la sustitución del discurso de la arquitectura por el de la ciencia y la técnica, vaciando el lugar que le era propio. Como respuesta, el pensamiento postmoderno reforzó sus mecanismos de significación por medio de la diferencia y la identidad, intensificando la auto-referencialidad disciplinar y por tanto su autonomía. Hoy sabemos que cualquier contribución discursiva no puede construirse exclusivamente desde su interior, ausente o reafirmado, sino más bien desde su alrededor. Franqueado el Milenio, el pragmatismo del capitalismo global cuestionó el discurso crítico de la autonomía por su falta de operatividad, reinscribiendo el pensamiento de la arquitectura en un mundo sin límites disciplinares, culturales, económicos, geográficos o políticos. ¿Son el modelo global y la autonomía disciplinar autoexcluyentes? ¿Es útil o siquiera posible reconfigurar un concepto de autonomía en el contexto actual? ¿Es posible renunciar a los límites de un conocimiento disciplinar y aun así preservar su identidad y propósito? La globalización es económica, social, política, tecnológica, bélica y ecológica. Heredera del pensamiento postmoderno, en su aversión por la utopía y la ideología, promueve un velado reconocimiento del statu quo. Si quisiéramos redibujar una vez más el cuerpo de la arquitectura –sus órganos o incluso su anatomíacon el propósito de discernir su identidad en relación con la compleja transversalidad global, deberemos hacerlo necesariamente en este contexto informe de la realidad global y del mass-media, alejada ya de la condición de objeto artístico en que se fundamentó su autonomía. En definitiva, se hace necesario entender la arquitectura como instrumento complejo pero no utópico, transversal pero no crítico, operativo y no abstracto. Proponemos el término out-tonomy como un marco para superar tales dicotomías. La disciplina ya no es un lugar, o un coto que una ‘academia’ delimita marcando una frontera entre lo propio y lo ajeno. Es una mirada o una modificación. Se trata de una lectura desde fuera y desde dentro al mismo tiempo, ajena a la disciplina arquitectónica al tiempo que la comprende. La autonomía de la arquitectura no se encuentra en sus tecnologías ni en sus metodologías. Es una capacidad del pensamiento para responder con libertad respecto de teorías preestablecidas, sin ataduras críticas a técnicas específicas, que atiende exclusivamente a las sistemáticas manejadas y elegidas para cada momento. Esa clase de autonomía nos obliga a colocarnos fuera de la materia que queremos analizar, manipular o producir, aun sabiendo que no podemos tomar decisiones sin estar implicados directamente en ella. Porque no se actúa sobre las cosas sino entre las cosas. Reconociendo esta paradoja implícita, el término outtonomy propone conjugar, una autonomía interior, construida desde dentro como el mantenimiento de cierta disciplina que es memoria, es historia y es también técnica específica, con una autonomía exterior, esto es, definida desde el afuera, influida por otros mundos y culturas, atenta a la sociedad, a la política y a la economía, a las fuerzas que controlan la realidad. Ninguna se impone sobre la otra, sino que se han fundido en una mirada específicamente contemporánea. La dicotomía entre el anhelo de ‘unidad y ‘orden autoreferido’, como traslación del concepto de disciplina y la búsqueda de la ‘fragmentación’ y la ‘autonomía de las partes’, como traslación de la importancia de lo preciso y lo actual, queda resuelta cuando reconocemos que ambas visiones han generado una situación no de confrontación sino de fusión simultánea. Esta doble condición permite ubicarnos a ambos lados de límite hasta llegar a ver interior y exterior en el mismo lugar. Este saberse dentro porque se mira desde fuera y a la inversa, reconocerse en el afuera desde dentro, es una característica contemporánea que queremos recoger, mostrar y confirmar en este congreso.