La presente tesis persigue ofrecer una postura crítica frente a la sentencia enunciada por Hans Höllein, y frente a la interpretación mayoritaria que se ha hecho de la misma, como un presunto impulso contracultural. La vinculación de su autor a otros movimientos totalizadores como los enunciados por Joseh Beuys o John Cage, y a cadenas de protestas como el Mayo del 68, y por tanto, a la intención de disolver las estructuras conocidas del status quo, entre las que se encuentran los vínculo sociales desde un cierto individualismo narcisista, nos descubre otra interpretación de “Alles ist Architektur” cómo un estímulo iconoclasta para destruir las estructuras socio-disciplinares en un marco compartido tanto por la juventud occidental como por los grandes intereses neoliberales.
Este intento de hacer una recomposición de los elementos de la disciplina tras la atomización que supuso “Alles ist Architektur” se enfoca hacia los elementos esenciales de la práctica arquitectónica como son las relaciones que se establecen entre la producción y sus entornos de trabajo, así como la influencia que ejercen los sistemas de legitimación vigentes en la obra de oficinas surgidas en la primera década del siglo XXI cuya práctica está deliberadamente ligada a los movimientos radicales o contraculturales surgidos a finales de la década de los 60.